El uso de jabón (sobre todo en su forma sólida-en pastillas-) para la higiene personal y objetos cotidianos -tales como ropa o menaje de hogar- tiene una antigua tradición a lo largo de la historia. No se sabe exactamente la autoría del mismo. Del latín sapo-saponis, suele prepararse con una base álcali (hidróxido de sodio o sosa, por ejemplo; incluso se pude saponificar con cenizas de maderas quemadas) y otra lípida (grasas vegetales o animales).
A esta reacción se llama saponificación, a la que procede alcanzar un proceso de traza (cuando la mezcla de ambas empieza a cuajar), seguido de otro proceso de curado en el que el jabón necesita ser cortado y ventilado durante 4 a 6 semanas para que la sosa pierda sus propiedades agresivas.
Dicho todo ésto, en este caso toda esta información no nos sirve, dado que una de las alternativas (menos agresivas para pieles atópicas o delicadas)a una higiene más suave es utilzar jabón elaborado con glicerina.
Podemos enriquecer esta base con elementos emolientes, calmantes, aromáticos o suavizantes, tantos como la imaginación nos permita y personalizar un jabón para nuestras necesidades de higiene personal.
En la elaboración de jabones de glicerina no se produce la saponificación, puesto que no incluímos en la mezcla ningún álcali. Tampoco es necesario el proceso de curación, por la misma razón, pudiendo usarse de inmediato una vez esté cuajado y frío.
Una vez listos los jabones, debemos envolverlos en papel de celofán o introducirlos en jaboneras cubiertas, para que éstos no se sequen.
En caso de encontrar glicerina sólida para este fin, podemos utilizar jabones de glicerina industriales, que cortaremos y fundiremos de la misma manera.
Ingredientes:
250 de glicerina sólida
170 grs de pulpa de aloe vera fresca sin piel
40 grs de aceite de oliva virgen extra
1 cucharada de espinas de romero frescas
1 cucharada de flores de tomillo frescas
1 cucharada de espinas de romero frescas
1 cucharada de flores de tomillo frescas
Elaboración:
Primeramente, cortamos la hoja más cercana a la tierra de la planta de áloe vera, quitándole la piel con un cuchillo y lavándola bajo el chorro de agua (para eliminar la aloína, que es un componente que puede ocasionar alergias).
Seguidamente, cortamos y fundimos la glicerina al baño María o en el microondas. Una vez lista, añadimos el resto de ingredientes y trituramos el conjunto con batiodora o similar.
Vertemos la mezcla obtenida en moldes de silicona y refrigeramos durante al menos una hora.Desmoldar una vez hayan solidificado y envolver hasta su uso.
Hay que ver lo completita que eres, vales para todo!! Jeje! Seguro que huelen genial éstos jaboncitos... Besitos!
ResponderEliminarComo te comentaba la pasada semana estos jabones naturales y caseros me parecen un detalle perfecto para bodas, comuniones... ¡y muy prácticos!
ResponderEliminar¡Besos mil!
Desde luego Olga, hay algo que se te resista??? creo que no, ya veo que puedes con todo. Besos.
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