Hace varios años comí unos caracoles exquisitos en casa de Carmen Melgar, una amiga de mi madre, quien los hacía parecidos a los de un restaurante de Córdoba. Yo he modificado mínimamente su receta.
En esta ocasión preparé este plato con caracoles congelados, que aunque vengan precocidos, me gusta hervirlos sólo con agua varias veces para que suelten la espuma e impurezas que aún puedan tener.
Ingredientes para 3 ó 4 personas:
1 kilo y medio de cabrillas congeladas
Una cebolla
Un pimiento verde
400 grs de tomate triturado
1/2 cucharada de cominos
Una cucharada de pimentón dulce
Unas hebras de azafrán
Medio vaso de vino Oloroso
600 ml de caldo de cocido casero
Sal y pimienta
Elaboración:
En primer lugar ponemos a hervir a fuego fuerte los caracoles en una cazuela con agua durante 3 ó 4 minutos. Desechamos el agua y los enjuagamos muy bien (repetiremos esta operación 4 ó 5 veces, hasta que el agua de los caracoles salga limpia y sin espuma)Reservamos.
A continuación, en la misma olla sofreímos en un poco de aceite las verduras muy picaditas.Añadimos el tomate y dejamos que se haga unos 15 minutos aproximadamente.
Incorporamos el resto de ingredientes, agregamos los caracoles escurrimos y limpios y dejamos cocer todo el conjunto unos 40 minutos aproximadamente
Hola Olga, me encantan los caracoles, aunque en los últimos años nunca los cocino yo, los compro ya cocinados, porque aquí en temporada los venden muy ricos, en sitios de confianza, porque eso de la limpieza es importante y no me fio de todo el mundo, jajaja...
ResponderEliminarYo los cocinaba con una salsa similar, y la verdad es que están riquísimos.
Besos
Tengo que confesar que no soy muy amante de los caracoles, eso no quita para ver que has hecho una receta estupenda y que a los que sí les gusta habrán quedado encantados al probarla
ResponderEliminarAbrazos y buen fin de semana
Querida Olga, no sabes que envidia me estas dando con ese plato de caracoles. Me gustan mucho y hace mucho tiempo que no los como. Ya sabes que mi madre es de Lérida y por allí es muy típico cogerlos y comerlos. Me encantaría poder saborearlos. Se ven fantásticos. Besos
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